Fotografía de aves necrófagas en Mas de Bunyol.








Siempre a sido una de mis pasiones. La fotografía de fauna, y dentro de esta especialidad,la relacionada con aves de todo tipo, y afinando todavía más, mi preferida es la de los vuelos. Este tipo de fotografía exige mucho al fotógrafo si quiere conseguir resultados aceptables y hace que ganemos en destreza al componer, reflejos, pulso y conocimiento de nuestro equipo, tal como configuraciones de enfoque, objetivos, flash, etc... todo ello a un ritmo trepidante.

No voy a descubrir nada nuevo aquí, ya que está todo escrito y además por gente mucho más cualificada que yo. Os hablaré de sensaciones, os diré que la cara que se le queda a uno cuando consigue congelar un vuelo de una gaviota reidora peleando con algún congénere suyo, disparas y ves que la has clavado, buaaaaah, esa sensación es indescriptible, se te dibuja una sonrisa de oreja a oreja y te dices a ti mismo, eso lo he hecho yo? pero no, lo a hecho la gaviota, ella a decidido regalarnos ese momento, nosotros somos meros espectadores. Que sea así por muchos años!!

Me voy del tema principal... a sí, en Diciembre del año pasado, y coincidiendo con unos días de fiesta, decidí ponerme en contacto con el Mas de Bunyol (Para más info solo tenéis que buscar en vuestro navegador para ver de lo que estoy hablando) solo os puedo hablar maravillas del lugar y sobretodo de sus dueños. La tarea que llevan a cabo es titánica, con eso os lo digo todo.
A grandes rasgos se trata de un muladar ubicado en Valderrobres (Teruel) donde buitres leonados sobre todo, aunque también buitres negros, alimoches, etc... se abastecen en esta finca, donde los dueños los alimentan todos los días desde hace más de 20 años. Estas aves se encuentran en estado salvaje y se concentran en la zona de Beceite , en la comarca de La Matarranya.
A las 08,30h. quedo con José Ramón en un bar del polígono a las afuera de Valderrobres. Muy simpático y siempre atendiendo a mis preguntas, nos pusimos camino a la finca por un camino forestal con buen piso para cualquier vehículo. A unos centenares de metros antes de llegar a la masía, nos esperaba Loly (su mujer) para decirme donde debía aparcar el coche. A partir de ese punto debíamos caminar por un sendero rodeados de pinos altos y frondosos hasta llegar a un paso subterráneo a modo de búnker, de este modo me explica, los buitres no ven llegar a la gente y están relajados, ya que se trata de aves que al haber sufrido el acoso indiscriminado del hombre durante muchas décadas, recelan al más mínimo movimiento o palabra en tono alto. 
Entramos por un pasillo que da acceso al interior de la antigua masía cunícola restaurada, con mucho acierto hay que decir. Subimos por unas escaleras y accedemos a un mirador dotado de cristal espía y varios bancos para poder observar las aves en sus vuelos acrobáticos. Como estaba solo al ir entre semana (recomendable del todo), Loly me explicaba como surgió la idea, cual era el estado del negocio y cuales eran sus perspectivas de futuro. La verdad que esta pareja inspira una gran confianza y me hablaba de los buitres como si se tratara de más que amigos, incluso, tienen bautizados a uno cuantos.

José Ramón abre una puerta y aparece con un carro lleno de despojos de conejos recién traídos del matadero. 

Cuando aparece José Ramón, sus amigos ya le están esperando.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4. 1/1000s - f/4,0 - ISO 1000.

Incluso saben donde tienen el límite que no han de traspasar. 
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4. 1/1000s - f/4,0 - ISO 1000.

A Buitreman no le guardan ningún temor o desconfianza. 
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4. 1/1000s - f/4,0 - ISO 1000.

Cuando aparecen tantos ejemplares, es dificil elegir uno, los reflejos aparecen para seleccionar.
 Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4. 1/1000s - f/4,0 - ISO 1000.

En ese momento comienza literlamente, una lluvia de buitres, decenas, cientos, de estas aves de gran envergadura, únicamente produciendo el ruido aerdinámico de sus alas al cruzar las corrientes de aire. Tengo configurada la Eos 7d en modo ráfaga (8 fps), mi querido Sigma 100-300 f/4 con el teleconvertidor 1,4x (no pierdo el AF), el AF en modo de seguimiento continuo y predictivo en cruz con 5 puntos (4 más el principal del centro) una maravilla de sistema, ajustada la sensibilidad un poco alta debido a que no toca el Sol a primera hora y de esta manera poder obtener más velocidad de obturación en combinación con una apertura lo más abierta posible, sensibilidad del sistema de enfoque a media tirando a baja para poder seguir a mano a los buitres individualmente pero sin perder mucho tiempo cuando cambie de sujeto (esta cámara está hecho para esto, pienso yo), baterías cargadas y tarjeta formateada y a punto. Para el apoyo de los teles, José Ramón a tenido la acertada idea de dotar a los fotógrafos con bean bags negros de gran tamaño apostados a buena altura y de esta manera fotografiar cómodamente.

La gran musculatura queda de manifiesto cuando alzan el vuelo y necesitan máxima potencia.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x.; 1/800s - f/6,3 - ISO 320.

Planean en círculos pasándome a escasos metros de donde estoy colocado, tanto que incluso debo variar rápidamente la long. focal a cada momento (para esto el tele zoom es un acierto) y como si de un cazador se tratara, empiezo a dar rienda suelta al dedo que lo tenía entumecido de tanto aguantar. Botón de enfoque con el pulgar y disparo con el índice, ratatatata, una ráfaga, ratatatata otra, y otra más. Pienso, jóder a esta velocidad me quedo sin tarjetas en un momento, así que pasado el primer momento de excitación, empiezo a racionalizar y volverme más selectivo con los disparos, toda vez que los buitres han dejado de volar y han empezado a disfrutar de su festín.

La superficie alar hace el resto.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x.; 1/800s - f/5,6 - ISO 1000.

Todo el conjunto trabaja a la perfección para otorgarle un vuelo que necesite la menor cantidad de energia posible.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x.; 1/800s - f/5,6 - ISO 1000.

Loly me dice que hoy tranquilamente podrían haber bajado unos 300 ejemplares, y yo me lo creo. En el suelo empieza otra actividad igual de gratificante para fotografiar como la anterior. Empiezan las disputas para lograr el bocado más jugoso. Ahora entran en juego picotazos, arañazos y demás técnicas disuasorias para lograr el ansiado trofeo. Ratata, otra vez al lio, ratatata, esta vez dos ejemplares sin soltar el mismo bocado. La tarjeta hecha chispas intentando almacenar imágenes sin colapsar el bufer mientras yo hago lo propio en mi cerebro.

Se acabó el buen rollito. Ahora toca coger el trozo más grande.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4; 1/800s - f/5,0 - ISO 1000.


Todo vale para intimidar al adversario.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4; 1/800s - f/5,0 - ISO 1000.


Incluso quitarte el bocado de la boca.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4; 1/800s - f/5,0 - ISO 1000.


Llega el momento del descanso, un traguito de agua fresca, un bañito, y a secarse al Sol, que la mañana aun está fresca.

Ahora toca beber para que ayude a digerir los trozos de despojos.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4; 1/800s - f/4,0 - ISO 1000.


Y después a acicalarse las plumas.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x; 1/800s - f/5,6 - ISO 1000.


Una vez bien provistos de energías y con el buche aun lleno, como si de un ritual se tratara, los buitres se acercan a la pista de despegue. Esta no es otra que un talud de tierra con troncos secos en su parte superior que les provee del necesario espacio y altura para poder alzar el vuelo con comodidad y con el menor esfuerzo posible al pesar más en este momento. Otra vez prácticas de vuelos, pienso, y comienzan a lanzarse en orden de llegada, formando una cola como la que veríamos en el super de al lado de casa (los mismos graznidos vamos...). Así, hasta que solo quedan unos ejemplares jóvenes, los cuales se hacen más los temerosos a la hora de dar el salto.

Esperan a las térmicas como si de una confirmación de la torre de control se tratara a la hora de recibir confirmación para despegar.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x; 1/800s - f/5,6 - ISO 1000.


Justo el momento antes de lanzarse. es magnífica la postura que adoptan.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x; 1/800s - f/5,6 - ISO 1000.


Tambien hay tiempo de charlar.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x; 1/800s - f/6,3 - ISO 320.


 El collar blanco de plumas tan característico.
Canon Eos 7d; Sigma 100-300 f/4 + tc 1,4x; 1/800s - f/5,6 - ISO 1000.

Esto se acaba y menos mal, pues hacía un rato que tuve que empezar a borrar archivos para poder seguir disparando. José Ramón me enseña el resto de las dependencias con mucha amabilidad y nos despedimos. De camino al coche voy pensando cuando volveré a repetir la experiencia, y, si la cámara, y sobretodo yo, hemos estado a la altura de semejante espectáculo. De todas maneras, razono internamente , lo mejor me lo llevo gravado en la retina.

Saludos y hasta otra!!

Si os ha gustado esta serie, pinchad en este enlace para ver el resto.
  
Bueno, ya que habeis sido capaces de llegar hasta aquí, marcaros el detalle de poner unas palabritas en los comentarios...

2 comentarios:

  1. Buen reportaje Miguel Angel, felicidades.

    Date una vuelta por mi Blog... tienes una sorpresa en una entrada, jeje... sere...

    Un abrazo nen !!

    ResponderEliminar
  2. Muy bien documentadas estas imágenes M.Ángel.

    ResponderEliminar

TODAS LAS FOTOGRAFÍAS Y TEXTOS PUBLICADOS EN ESTE BLOG ESTÁN PROTEGIDOS POR COPYRIGHT, Y NO PUEDEN SER COPIADAS, ALTERADAS O REPRODUCIDAS SIN EL CONSENTIMIENTO EXPRESO POR PARTE DE SU AUTOR ©Miguel Ángel Salor